La Postal de Anne Berest, una historia sobre su saga familiar judía.

Si alguien me preguntase cuál es el libro que más me ha marcado este último año, le contestaría sin dudarlo que La Postal de Anne Berest. Tuve la suerte de conocerla personalmente. Mujer inteligente, su escritura te lleva más allá de la propia historia de la deportación judía durante la Segunda Guerra Mundial y escribe en La Postal, una historia sobre su saga familiar judía.

Ya sé que puedes pensar “Uff no, no estoy para leer otra historia sobre el Holocausto” y te entiendo. Yo pensé lo mismo cuando Elcultural.es me pidió que hiciera a la escritora una entrevista. Pero desde las primeras páginas, no puedes dejar la novela.

La Postal parte de dos precisos momentos en la vida de la autora. El primero, en enero de 2003. Una mañana de invierno, Anne Berest y su madre Léila reciben en el buzón del jardín de su casa familiar una postal anónima, en la que están escritos los nombres de Ephraïm, Emma, Noémie y Jacques, los nombres de sus bisabuelos maternos y sus tíos, deportados y asesinados en Auschwitz, en 1942.

Origen de la novela La Postal de Anne Berest.

Esa postal creó cierta conmoción en la familia, pero se guardó bien cerrada en un cajón hasta que, quince años más tarde, un niño en el colegio llamara a la hija de seis años de Berest, judía. En ese instante, Anne conectó los dos momentos. Si su hija no había apenas oído hablar del judaísmo, si ella tampoco sabía casi nada de aquellos antepasados que en 2003 llamaron a su puerta… sintió que debía recuperar ese legado y escribir su existencia. Quizá por ser escritora, hasta se llegó a preguntar si esa postal no iba quizá dirigida a ella, misma y se lanzó…

«Sabes, hija mía, la gente está harta de escuchar todas estas historias… sobre la guerra… sobre el destino de los judíos… así que, si tu libro no se vende, no te entristezcas, no es que sea malo, es que la gente quiere que le hablen de otras cosas…”. Le dijo su madre, cuando Anne le informó de su deseo de investigar. Y gracias a su madre Léila que la ayudó en todo momento, pudo remontarse hasta el principio de la familia Raminovitch: su huida de Rusia, su viaje a Letonia, Palestina, París y, finalmente, la guerra.

El éxito es algo misterioso.

La obra fue editada a finales de agosto, y va ya, en España, por la cuarta edición. En Francia obtuvo el Premio Renaudot de los Estudiantes, Premio Goncourt versión americana, Grand Premio de las lectoras de la Revista Elle.

Portada La Postal de Anne Berest (Lumen)

El pasado familiar, su fuente de inspiración.

En sus anteriores novelas, como Gabriëlle, en la que hace un retrato de su bisabuela, casada con el hijo del pintor surrealista español, Francis Picabia, Anne Berest siempre parte hacía su pasado familiar a la hora de crear.

“Me gusta interrogar el pasado para entender cómo sigue viviendo en el presente, como vive en nosotros mismos. Busco esta vibración en mi trabajo. Y, en general, encuentro el pasado más misterioso que el futuro…”

Investigar sobre sus orígenes ha sido siempre una preocupación. La historia judía, la búsqueda de las huellas de los desaparecidos ha dado obras como la de Ivon Jablonka, Historia de los abuelos que nunca tuve, Daniel Mendelsohn Los hundidos o Lola Lafon, Cuando escuches esta canción.  

Todos ellos coinciden en que, sino, esos destinos, de cierta manera suyos, se perderían para siempre. Salvo dolor, los supervivientes no podían pronunciar palabra. El silencio es común a toda esa generación francesa que vivió en carne propia, el horror de la Segunda Guerra Mundial. Sus descendientes han llegado para, con palabras, recoger sus existencias.

Noche en el Institut français de Madrid, Anne Berest y Jacinta Cremades

La postal : un laberinto de destinos y géneros novelescos.

Uno de los mayores aciertos de esta novela es que consigue una amalgama perfecta de tiempos y espacios. narrativos Anne Berest, a la vez que habla de su vida y de sus primeros pasos en la cultura judía, recoge testimonios reales, documentos encontrados en archivos y novela al fin la vida fascinante de sus antepasados. La escritora dibuja con palabras su árbol genealógico gracias al trazado anterior elaborado por su madre que deseó legar a su familia todo lo que pudo recopilar de información.

“Es gracias a su investigación que pude escribir La Postal y, por eso, siempre agradezco a mi madre en las entrevistas y cuando recibo premios: el éxito del libro también le pertenece a ella. Luego, por supuesto, tuve que investigar mucho por mi cuenta para completar la de mi madre y escribir el libro. Fue un trabajo arduo. He leído más de cien libros, sin contar los documentales que he visto. Trabajé incansablemente durante cuatro años”, me contó Anne Berest en la entrevista de elcultural.es .

Las dos historias, la suya y la de sus bisabuelos, coinciden en las páginas de este precioso libro que comienza en 1919 en Rusia, con el nacimiento de su abuela y termina en 2019. La Postal acaba por convertirse en tres libros:  la saga familiar de los Rabinovitch a lo largo de varias generaciones; la investigación que lleva a cabo la escritora como si fuera una novela policiaca; y una novela iniciática muy personal en la que relata su relación con el judaísmo.

Suscríbete

…para mantenerte al día en literatura francesa y traducción.

 
El piso de Abel

Comparte esta publicación:

Facebook
Twitter

Comenta:

Deja un comentario

Más publicaciones: