Los ojos de Mona, de Thomas Schlesser, un desayuno con su autor en el Museo Thyssen- Bornemisza

En la novela Los ojos de Mona de Thomas Schlesser, el personaje de Mona es una niña de diez años que, de repente, descubre que ya no ve. Ante la perdida incipiente de la vista, en vez de acudir a su psiquiatra, su abuelo Henry decide llevarla cada miércoles por la tarde a descubrir una obra de arte a los museos de París.

Un punto de partida interesante para su novela Los ojos de Mona que permitirá al autor francés Thomas Schlesser (París, 1977), historiador de arte, profesor de la Escuela Politécnica de París y Director de la Fundación Hartung-Bergman, ganar la partida de novela de educación artística y sentimental. Autor de numerosos ensayos como Faire rêver y Anna-Eva Bergman: vies lumineuses, la publicación de su novela Los ojos de Mona , finalista del Grand Prix RTL-Lire Magazine Littéraire 2024, que se fallará en marzo, se ha convertido en un acontecimiento editorial en más de veinte países.

Portada de la Editorial española Lumen de Los ojos de Mona de Thomas Schlesser

Cómo se desarrolló el desayuno con Thomas Schlesser.

Nos citaron a las 9 de la mañana, y salimos de allí dos horas más tarde. Fue el encuentro más dinámico al que he asistido en muchos años. En el que no se paró de conversar, mil preguntas nos asaltaban sobre la novela sobre el arte, y sentí una energía fuera de lo habitual.

Thomas Schlesser acudía a Madrid la semana de Arco ya que Los ojos de Mona es una novela dividida en 52 capítulos, cada uno de ellos consagrado a una obra de arte. El encuentro se desarrollaba en una sala privada del Museo Thyssen-Bornemisza, alrededor de una preciosa mesa con mantel blanco y donnuts de mil sabores y rodeados de carteles de un sinfín de artistas. Nos sentamos donde quisimos y empezamos dando paso a una rueda de presentaciones y preguntas.

Thomas Schlesser entrando en el museo Thyssen
Thomas Schlesser en el desayuno organizado para la presentación Los ojos de Mona.

Los ojos de Mona de Thomas Schlesser expone al museo como la mejor terapia.

La novela Los ojos de Mona de Thomas Schlesser se desarrolla en 52 semanas. El abuelo, Henry, lleva a su nieta al museo cada miércoles por la tarde para ver, describir, reflexionar y “sentir” una obra de arte que ha seleccionado, cuidadosamente. Ante la pérdida de visión de Mona, Henry le da acceso a una visión especial, la de ver desde dentro la belleza y el secreto de una obra de arte que se llevará la niña en su interior cuando deje de poder ver el mundo con sus propios ojos.

Pero Los ojos de Mona, de Thomas Schlesser, no solo habla de arte sino que cada capítulo alberga reflexiones sobre la familia, la enfermedad, el duelo, las adicciones, o la educación. Los demás personajes, familiares, amigos, médicos que aparecen en esta novela también descubren, con sus experiencias, no solo la belleza del arte sino la belleza de la vida, en sus diferentes momentos, experiencias y etapas.

La mirada es, por tanto, el eje principal de esta obra literaria. Mientras dos visiones internas recorren la novela, la del abuelo Henry representa la lógica y la intelectual y la de Mona, emoción y espontaneidad, en Los ojos de Mona aparecen también un gran número de personajes, que aportarán sus propias experiencias, dramas y consuelos que nutren al lector de una historia tan amena como interesante.

A la vez que el lector se adentra en los museos, también lo hace en la vida de Mona, sus experiencias, sus padres y sus decisiones.

¿Cómo se le ocurrió la redacción de la novela Los ojos de Mona?

Thomas Schlesser confesó haber pasado 10 años de su vida escribiendo la novela Los ojos de Mona. Una estructura espacio-temporal determinada, sólida y precisa, con tres espacios en París: El museo del Louvre, el museo d’Orsay y el Centro Pompidou, y en tiempo preciso: 52 semanas.

En ese marco sólido y estructurado, los dos personajes, Mona y Henry, van a dejarse llevar por las ideas y pensamientos que despertarán en ellos la presencia y belleza de un solo cuadro.

Entre las miles de obras que albergan estos museos, ¿qué criterios siguió Thomas Schlesser para seleccionar esos cuadros?

“La selección la establece Henry”, contesta Thomas Schlesser. Henry es un personaje con una cultura clásica de verdadera erudición y, a la vez, tiene un espíritu abierto que toma caminos alternativos, «les chemins de traverse«.

Henry elige figuras icónicas como Leonardo Da Vinci, Frida Kahlo, Camille Claudel. Pero, otras veces, se fija en artistas inesperadas. Por ejemplo, en vez de describir un cuadro de Eugene Delacroix, preferirá a Henri de Fantin-Latour.

Igualmente, para hablar de la fotografía, en vez de fijarse en fotógrafos pioneros en Francia como Gustave Le Gray o Felix Nadar, seleccionará a una fotógrafa de los años 1860, Julia Margaret Cameron.

Y, peor, ¡cuando Henry irá a ver a grandes artistas con su nieta, le hablará de una obra inesperada! No será un cuadro abstracto de Mondrian, sino un paisaje expresionista.

Thomas Schlesser con Jacinta Cremades firmando la  novela Los ojos de Mona.

Por tanto, la elección de los cuadros es la subjetividad propia del personaje del abuelo Henry.

Thomas Schlesser decicando Los ojos de Mona.

¿Cuánto tiempo tardó en escribir el libro? ¿Hubo cambios en la redacción de Los ojos de Mona a lo largo de este proceso?

“Tardé diez años en redactar el libro, elegir las obras y la trama de la novela. Diez años en los que fueron entrando también en los museos obras nuevas. El Louvre, por ejemplo, adquirió en 2019 el cuadro de Marguerite Gérard La alumna interesante. ¡Es un cuadro fabuloso! Aparece en él, una mujer mirando una estampa de Fragonard y, a sus pies, hay un globo terráqueo en el que se refleja otra escena lejana, la de una mujer pintando y, al lado un perro y un gato, peleándose. El cuadro lo descubrí en 2020 y me pensé al instante: ¡Esto es genial! Si Henry estuviera en el museo tendría ganas de hablar de él a Mona”.

Cuadro L'élève intéressante de Marguerite Gérard

Y así fue como, en plena redacción de Los ojos de Mona, Thomas Schlesser nos contó que entonces borró un capítulo a medias y que no le convencía para nada, e introdujo esta obra nueva. «En función de mis experiencias -reveló-, he ido reajustando la selección infinidad de veces”.

¿Qué es “el gusto artístico”? ¿Que criterios siguió para la elección de las obras que aparecen en la novela Los ojos de Mona?

A lo largo de nuestra vida, nos explicó el autor, «todos cambiamos y con ello nuestro gusto. El cambio es constante y ninguno de nosotros somos la misma persona que cuando nos levantamos esta mañana».

Thomas Schlesser explicó no solo que la elección de cuadros fue cambiando a lo largo de la redacción de la novela sino que cada vez que alguien le preguntaba sobre ello, era capaz de cambiar sus criterios y elegir otras obras:

«Ese es también el problema de las promesas que nos hacemos a nosotros mismos. “Si tuviésemos una visión definitiva, la vida sería bastante desafortunada”. Al final, modulamos quienes somos, en cada segundo. Pasas por un pasillo y, de repente, te cruzas con un cuadro de Georgia O Keeffe y piensas: ¡Tengo que volver a ver este cuadro! En un instante, se vuelve de tus favoritos. Me encanta. Es eso a lo que me refiero con el cambio constante».

¿Entonces, lo que elabora, es una especie de museo imaginario?

Totalmente, -contestó. El museo imaginario, nombrado por primera vez por André Malraux, sería como la reunión de todas esas obras u objetos que nos han fascinado a lo largo de nuestra vida.

Es algo que siempre se reinventa, se cambian los cuadros. En mi museo imaginraio, -dice Thomas Schlesser-, no habría solo obras de arte sino también de ciencias naturales, piezas de artesanía.

La belleza del mundo, está en nuestra cabeza y no es medible.

Mona delante de la portada de los ojos de Mona de Thomas Schlesser, (Editorial Lumen)

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El piso de Abel

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