La agenda de Dora Maar, la musa de Pablo Picasso, viajó en el tiempo hasta la casa de Brigitte Benkemoun, autora francesa de origen argelino y que también es periodista. Esta historia fascinante, nos la cuenta la autora en la biografía de la musa de Pablo Picasso, En busca de Dora Maar, (Taurus). ¡Conversando con ella, en el Instituto Francés de Madrid, esto lo que nos contó y así lo pasamos de bien!
“Primero encuentro, luego busco”
El azar… ¿existe? En busca de Dora Maar, el amor surrealista de Pablo Picasso.
“Primero encuentro, luego busco”, me encanta como empieza la biografía En busca de Dora Maar, el amor que tuvo Pablo Picasso durante diez años, que sale como personaje del Guernica como “la mujer que llora” y un sinfín de otros cuadros del malagueño.
En busca de Dora Maar, también debuta con una historia de búsquedas, de coincidencias… Resulta que, un día, su marido perdió su vieja agenda Hermes y, al no encontrarla, su mujer decide buscarla por otros medios… Se mete en Ebay y ¡causalidad! Descubre una similar. Al llegar el paquete a su casa, la agenda es de 1951. La abre y dentro encuentra un pequeño listín de teléfonos con nombres inconfundibles: Jean Cocteau, André Breton, Paul Éluard, Louis Aragon, Jacques Lacan y un larguísimo etcétera de todos los grandes genios pictóricos e intelectuales de mediados de siglo. Benkemoun, escritora y periodista, descubre que esa agenda había sido, nada más y nada menos que de Dora Maar.
¡Y ahí empezó su larga y bella andadura! De nombre a nombre irá En busca de Dora Maar como quien descubre un enigma, una artista desconocida y una mujer perdida en las sombras del carboncillo de Picasso.
Una escena en Les deux Magots, 1936, Picasso conoce a Dora Maar
Pablo Picasso entró esta tarde de 1936 por la puerta del mítico restaurante parisino de Saint-Germain, Les deux Magots. Iba acompañado de su gran amigo, el poeta de aspecto romántico y pluma también vanguardista, Paul Éluard y del español Sabartés que siempre le acompañaba. Allí se solían reunir con los demás amigos del grupo surrealista formado por André Breton, Jean Cocteau, y su amiga común recientemente casada con André Breton, Jacqueline Lamba. En busca de Dora Maar cuenta que Jacqueline propuso a Maar presentarle a Picasso, a lo que se opuso rotundamente “ya lo conoceré yo por mí misma”, y así lo hizo.
Esa tarde, cuando Dora Maar vio entrar al pintor malagueño, supo captar su atención. Así lo cuenta Brigitte Benkemoun:
“(Picasso) recorrió la sala llena de humo y su mirada se posó de inmediato en una morena hermosa, vestida toda de negro, que sostenía despreocupadamente una boquilla entre sus dedos enguantados.”
Cuando vio que la miraba, Dora Maar se exhibió: “Retiró despacio sus guantes negros bordados con pequeñas flores, uno tras otro. Sacó una navaja de su bolso y se puso a jugar con ella clavándola en la mesa… Entra sus dedos… Cada vez más arriba… Cada vez más cerca… Tan cerca que empezaron a formarse perlas de sangre que después resbalaron por su piel clara.”.
En busca de Dora Maar no exhibe su belleza, sino su fuerza, valentía, despreocupación, originalidad, locura.
¿Quién se esconde detrás de Dora Maar?.
Dora Maar eligió a Picasso como amigo y amante hasta que este se acabará volviendo su “maestro”. A su lado, abandonará su trabajo fotográfico para ocuparse de él, de este genial pintor español y sin embargo embriagador, posesivo, manipulador y tremendamente infiel.
Un día, Dora Maar se subió una montaña, horas de caminata y escalada, para poder fotografiar a unos mineros sacando metal en la cumbre. Cuando la vieron, no se lo podían creer, jamás había llegado hasta ahí arriba una mujer y menos una mujer con su cámara.
Asimismo, descubriremos que detrás del inmenso cuadro del Guernica, una mujer le dicta al pintor los temas, le saca fotos en plena elaboración, le termina los trazos.
Jamás Picasso reconocerá en Dora Maar otra cosa que su amante, cuando su peculiaridad forma de ser y carácter surrealista será lo que primero le fascinará. En busca de Dora Maar va mucho más allá que su realización con Picasso. Vemos a una amiga infértil ayudando a Huguette Lamba, hermana de Jacqueline, a tener a su primera hija que, ¡segunda causalidad! Se llama también Brigitte.
Tratada por Jacques Lacan, Dora Maar combatirá las depresiones y su particular humor.
¿Azar? ¿Coincidencia?
De lo mismo hablo en Regreso en París que si bien se sitúa unos años más tarde, partiendo de Mayo del 68, también es la historia de una mujer, Maite, que vivirá en su vida extrañas coincidencias de objetos que parten a su encuentro. ¡Cómo no rememorar su paseo por los anticuarios, en el que descubre el escritorio que había pertenecido a su padre!